Crossfit = Deportistas Del Alma

Nuestra vida está llena de primeros días. El primer día de clase, el primer día de vacaciones, el primer día de casada; el primer día en que vivimos cada decisión que tenemos que tomar. Los primeros días casi siempre son los más emocionantes, pero también los que más miedo nos dan, porque si es la primera vez, significa que estás a punto de enfrentarte a algo totalmente nuevo en tu vida. Y es en ese momento donde todo puede pasar, donde tienes que volver a tomar una decisión: la de quedarte o irte sin mirar atrás.

Así, llenos de dudas, llenos de cansancio, llenos de dolor en cada músculo de nuestro cuerpo, es como nos sentimos, todos los días, cuando llega la hora de volver a la rutina más difícil del día: nuestra rutina de Crossfit. Pero ni todo ese sueño nos quita las ganas de apostarle a una mejor versión de nosotros mismos. Una versión que construimos cada día, sin ayudas, ni trampas. Porque al cuerpo no lo puedes engañar, porque las mentiras que le dices a tu serie de cincuenta flexiones, para intentar convertirla en una de veintitrés, no funciona contigo.

El asfalto sobre el que pones con fuerza cada uno de tus pasos al correr en la mañana, es testigo de todo el esfuerzo que has hecho para correr ese kilómetro extra, para bajar ese tiempo que ya no quieres que sea tu récord, porque sabes, dentro de ti, que puedes más, que siempre puedes más. Porque sabes que esa chica del gimnasio que siempre salta más alto que tú, algún día empezó donde tú estás. Porque sabes que ella también tuvo un primer día y aunque hoy parezca imposible superarla, sabes que algún día será el primer día en que ella mire desde abajo cómo saltas y rompes su marca.

Y ese día, ese primer día de gloria, solo podrás conseguirlo si decides seguir; si decides que lo que eras antes ya no es una posibilidad; si decides no detenerte nunca, porque al hacerlo, vuelves al principio, a tu primer día, a ese momento de miedo en donde cada reto se ve más grande y tú te ves más y más pequeño.

Hoy es el día en que todo va a cambiar, un día en que cuando tu cerebro te pida que no te rindas, cuando te grite que no pares, le hagas caso y conviertas tu “no más” en un “uno más”. ¿Quieres que haga 100 flexiones? Hago 100 y una más. ¿Quieres que levante 10 kilos en unas pesas? Levanto 10 y uno más.

¿Y sabes porqué sé que puedes hacerlo? Porque tú no eres uno más.

 


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